LA INDIA SOLA SIENDO MUJER by Ana Díaz

LA INDIA SOLA SIENDO MUJER !

’Me sentí más segura que en mi propio país’’.

Ojalá pudiera transmitirle al mundo lo que sentí en la India siendo mujer y viajando sola.

Pasé dos meses previos con un bombardeo de comentarios por parte de mi familia y amigos. Todos ellos iguales: ‘’No te vayas sola y más siendo mujer’’, ‘’Por favor, hazme caso, cancela ese vuelo’’, ‘’hay más lugares para visitar, ¿por qué tienes que irte a la India?’’. Estos eran leves frente a los de ‘’te pueden violar’’ o ‘’te pueden matar’’.

¡Qué imagen más horrorosa tiene el mundo acerca de la India! Y qué curioso, que todo el que va, vuelve con la vida cambiada y queriendo volver, ¿no?

No te voy a mentir, tuve un miedo atroz cuando tomé el avión y ya no había marcha atrás.

Las primeras dos horas en Delhi me provocaron un ataque de ansiedad, comencé a llorar y sacar todo ese miedo que llevaba acumulando mi cuerpo durante todo ese tiempo previo. Lo solté y al día siguiente decidí abrirme a la experiencia.

No sé cómo explicar lo que comencé a sentir. Pero me encontré en un lugar donde todo era simple. No había prejuicios por nada y mucho menos aún por cómo ibas vestido. Me limité a respetar esa cultura y me llevé tres pantalones largos finos y camisetas de marga corta anchas. 

Al principio era raro el sentirme tan observada y no entendía por qué me miraban hasta que me di cuenta de que yo era la extraña para ellxs, y era por eso que me pedían fotos. Los hombres me miraban, sí, pero jamás me ponían ni una mano encima. Me tenían respeto por ser mujer y más aún siendo occidental.

Pude encontrar en ellos la confianza. Ya que siempre había alguien dispuesto a ayudar y guiarme.

Dirás que soy una atrevida quizá, pero la realidad es que siempre he sido una persona súper responsable y a la vez, algo miedosa y desconfiada cuando salgo de mi zona de confort. Y precisamente eso aprendí en la India, a dejar de juzgar lo que no conoces.

Me dejé llevar y viví aventuras inolvidables. Jamás me sentí insegura ni con miedo.

Siempre respeté y utilicé la lógica. Por desgracia, las mujeres estamos sometidas al miedo y vivimos en una alerta continua, por lo que, en mi propio país no voy caminando sola a ciertas horas de la noche, ni me fio de personas bizarras. Trato de mantener un perfil bajo y en un país que desconozco por completo, hago lo mismo. A su vez, sabiendo que la mujer está vista de un modo distinto, no iba enseñando las piernas ni con cosas apretadas, tampoco enseñaba los hombros. No pasa nada, pero necesitaba, al menos, sentirme un poco menos observada.

Me he visto en situaciones de estar sentada con una amiga encontrándonos mal, y que alguien nos de agua desinteresadamente o nos lleve a ver a su familia y nos den algo de comer. Momentos de vulnerabilidad en los que siempre, siempre había una persona dispuesta a ayudar y sin pedir nada a cambio.

He visto una solidaridad que jamás en mi vida viví ya que vivimos en un mundo repleto de egoísmo y para mí era un shock.

Los primeros días me sentía desorientada y creyendo que aquella gente era bondadosa porque querría algo a cambio.

Qué pensamiento, ¿verdad? Ya que así estamos educados en occidente.

Pero, permíteme que te diga, me moví de un lado al otro, me acompañaron a las estaciones, a comprar los billetes, a parar buses en medio de la calle porque estaba perdida y no sabía cuál iba a mi destino; me resolvían cada duda por pequeña o grande que sea y era increíble ver cómo me mostraban su vida; siempre había alguien dispuesto a regalarte un ‘’chai’’ y siempre había una solución para ti, si eras vegana nadie ponía mala cara, te daban otra cosa, si tenías intolerancia, no pasa nada, otra cosa. Pero no había un juicio hacia tu persona. Llegué a coger autobuses sola y jamás me sentí sola ni con miedo. Escuché mil historias y me preguntaban otras mil a mi. Intercambiamos culturas y me enseñaban su modo de vivir tratando de comprender el mío.

Me sentí una más.

En India todo es simple y muy humano. Hay pobreza económica pero una riqueza humana que te robará el corazón por completo.

Mírales a los ojos y entenderás de lo que hablo. Todavía se me ponen los pelos de punta y sentí mucha envidia ya que no necesitan tanto para sonreír.

Respeta y serás respetada, cuidada y siempre a salvo.

Me fui para 25 días y me quedé 47. Amé India y cuento los días para volver a pisar sus calles.

Jamás me sentí tan conectada a la vida, tan cuidada, protegida y mimada, en resumen: me sentí completamente viva con lo más simple ya que volví a mis orígenes, 

cuando primaba el amor y la ayuda desinteresada.

Gracias, India, por permitirme viajar sola, sin miedo: mi mochila y yo.

Aunque, a ser sincera, cuando viajas sola, creéme, nunca estás sola.

Encuentras gente como tú y la vida te regala una grandísima aventura.

Gracias, India, por permitirme viajar sola, sin miedo: mi mochila y yo.

Aunque, a ser sincera, cuando viajas sola, creéme, nunca estás sola.

Encuentras gente como tú y la vida te regala una grandísima aventura.

Thank you, India, for allowing me to travel alone, without fear—just me and my backpack.
Though, to be honest, when you travel alone—trust me, you are never really alone.

You find people like you, and life gives you the greatest adventure of all.

Ana Díaz
@soycafeleche

 

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